Oración del Diezmo

Recibe Señor, mi ofrenda. No es una limosna, porque no eres mendigo. No es un aporte, porque no lo necesitas. No es el resto que me sobra que te ofrezco.

Este monto representa, Señor, mi reconocimiento, mi amor.
Pues si lo tengo es porque tú me lo diste. Amén

Reflexiones

Reflexiones

Sunday, May 27, 2018

QUE SEAS FELIZ

Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado. Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.
Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar.
Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que algunas veces, te cuestiones tus propias certezas.
Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.
Te deseo además, que seas útil, mas no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando no quede mas nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.
Igualmente, te deseo que seas tolerante: no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.
Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.
Te deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen, y que te rodean seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.
Te deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, te sentirás bien por nada.
Deseo también que plantes una semilla, por mas minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuántas vidas está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: "Esto es mío", solo para que quede claro quién es el dueño de quien.
Te deseo también que ninguno de tus afectos muera, pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.


Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer, y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y que cuando estén exhaustos y sonrientes, hablen sobre el amor para recomenzar. "Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo mas nada que desearte, sino que seas feliz".


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Monday, May 21, 2018

¿Cómo surgió el Rezo del Santo Rosario?

(Cortesía de ACIPRENSA)
El rezo del Santo Rosario surge aproximadamente en el año 800 cuando se creó el salterio de los laicos. 
En esa época los monjes rezaban los 150 salmos, pero como la mayoría de los laicos no sabían leer, se les enseñó a rezar 150 Padres nuestros. 
Después se formaron otros tres salterios que incluían 150 Aves Marías, 150 alabanzas en honor de Jesús y 150 alabanzas en honor de María.
En el año 1365 se combinaron los cuatro salterios. Se dividieron las 150 Aves Marías en 15 decenas y se puso un Padre nuestro al inicio de cada una de ellas.
En 1500 se estableció, para cada decena, la meditación de un hecho de la vida de Jesús o María, y así surgió el Rosario de quince misterios. 
En el año 2002 el Papa San Juan Pablo II introdujo los misterios luminosos. 
Con ello, se cuentan actualmente 20 misterios en el Santo Rosario.
La palabra Rosario significa "Corona de Rosas"
La Virgen María ha revelado a muchas personas que cada vez que reza un Ave María le entregan una rosa y por cada Rosario completo le entregan una corona de rosas. 
Así como la rosa es la reina de las flores, el Rosario es la rosa de todas las devociones y, por lo tanto, es la más importante.
El Santo Rosario es considerado como la oración perfecta porque se meditan los principales misterios o hechos de la vida, muerte y gloria de Jesucristo y de su Santísima Madre. 
Estos están distribuidos en los misterios gozosos, dolorosos, gloriosos y luminosos.
El Rosario está compuesto por dos elementos: oración mental y oración verbal. 
La primera consiste en la meditación de los cuatro misterios. 
La oración verbal consiste en recitar las veinte decenas (Rosario completo) o cinco decenas del Ave María encabezadas por un Padre Nuestro.
Es una oración simple, humilde como María y que podemos rezar con ella. Con el Ave María la invitamos a que rece por nosotros. 
Al unir su oración a la nuestra, esta se hace más poderosa porque la Virgen siempre recibe lo que ella pide.
Por otro lado en cada una de sus apariciones, nos invita a rezar el Rosario como un arma poderosa en contra del maligno, para traernos la verdadera paz.
La Santa Iglesia recibió el Rosario en su forma actual en el año 1214 de una forma milagrosa: la Virgen se apareció a Santo Domingo de Guzmán y se lo entregó como un arma poderosa para la conversión de los herejes y otros pecadores de esos tiempos. 
Además, le encomendó la tarea de propagar su devoción.
Esta cobró fuerza en la cristiandad tras la Batalla de Lepanto en 1571. Los musulmanes controlaban el Mar Mediterráneo y preparaban la invasión de la Europa cristiana. 
Los reyes católicos de Europa estaban divididos y parecían no darse cuenta de la amenaza inminente. 
El Papa Pío V pidió ayuda pero no le hicieron mucho caso hasta que el peligro se hizo muy real y la invasión musulmana se hizo certera.
El 17 de septiembre de 1569 el Papa pidió que se rezase el Santo Rosario. 
Para salvar a la cristiandad se formó la Liga Santa, conformada por los Estados Papales, el Reino de España, la República de Venecia, la República de Génova, el Ducado de Saboya y la Orden de Malta.
El 7 de octubre de 1571 la Liga Cristiana, comandada por Don Juan de Austria, se enfrentó a la flota musulmana en el Golfo de Corinto, cerca de la ciudad griega de Lepanto. 
Antes del combate las tropas cristianas rezaron devotamente el Santo Rosario para vencer a un enemigo superior en número y buques de guerra.
La batalla de Lepanto duró muchas horas pero, al final, los cristianos resultaron victoriosos. 
Mientras el combate naval transcurría, en Roma el Papa Pío V rezaba el Rosario en su capilla. 
De repente el Papa salió y, por aparente inspiración, anunció con gran calma a todos los presentes que la Santísima Virgen le había concedido la victoria a los cristianos.
Semanas más tarde llegó el mensaje de la victoria de parte de Don Juan de Austria, quien, desde un principio, atribuyó el triunfo de la Liga Cristiana a la poderosa intercesión de Nuestra Señora del Rosario.
Como agradecimiento a la Virgen María, el Papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias y agregó a las Letanías de la Santísima Virgen el título de "Auxilio de los Cristianos". 
Más adelante, el Papa Gregorio III cambió el nombre de la fiesta a la de Nuestra Señora del Rosario, que se celebra actualmente el 7 de octubre.
La Batalla de Lepanto no fue la única vez donde la devoción al rezo del Santo Rosario se manifestó con poder. 
Un siglo más tarde, los turcos sitiaron Viena, la capital de Austria. 
Las fuerzas del enemigo eran superiores y si conquistaban la ciudad Europa caía. Ante esta posible desgracia, el emperador rogó a Nuestra Señora del Rosario que los protegiera.

Hubo una sangrienta batalla y cuando todo parecía perdido, llegó el rey de Polonia, Jan Sobieski, el 12 de septiembre de 1716, día de la fiesta del Santo Nombre de María, al mando de un ejército cristiano y derrotó a los turcos.
También el 5 de agosto de 1716, el príncipe Eugenio de Saboya, comandante de los ejércitos cristianos, venció a los turcos. 
En aquel entonces ese día se celebraba la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves.
El Papa Clemente atribuyó la victoria a la devoción manifestada a Nuestra Señora del Rosario. 
En acción de gracias, mandó que la fiesta del Santo Rosario fuera celebrada por la Iglesia universal.
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Sunday, May 20, 2018

La simple verdad de un sabio

(por Paulo Coelho)
Antonio era funcionario público de una pequeña ciudad del interior. Una tarde, vio dos gallos que peleaban. Sintió pena y fue hasta la plaza para separarlos, sin darse cuenta de que interrumpía una riña de gallos. Irritados, los espectadores atacaron a Antonio. Uno de ellos lo amenazó de muerte, porque estaba a punto de ganar una fortuna en apuestas.
Antonio, asustado, decidió irse de la ciudad. Luego de 3 días de viaje, Antonio se encontró con un pescador. -¿Adonde te diriges?-preguntó el pescador.
.

-No lo sé.


Compadecido de la situación, el pescador lo llevó a su casa. Tras una noche conversando, descubrió que Antonio sabía leer y le propuso un trato: él le enseñaría a pescar y, a cambio, Antonio le enseñaría a leer y escribir. Antonio aprendió a pescar. Con el dinero del pescado, compró libros para poder enseñar al pescador. Leyendo, aprendió cosas que no sabía. Uno de los libros enseñaba carpintería, y Antonio decidió montar un pequeño taller. Entre los dos compraron herramientas y se pusieron a hacer mesas, sillas.

Pasaron los años. Ellos seguían pescando, y contemplaban la naturaleza desde el río. Seguían estudiando, y los libros les iban revelando el alma de los hombres. Seguían trabajando en la carpintería, y el trabajo físico los hacía fuertes y sanos. A Antonio le encantaba conversar con los clientes. Como ahora era un hombre culto, sabio y sano, le gente le pedía consejo. La ciudad progresaba, y todos encontraban en él a alguien capaz de dar buenas soluciones. Los jóvenes de la ciudad formaron un grupo de estudio alrededor de ellos, y predicaron a los cuatro vientos que eran discípulos de sabios. Una tarde, uno de los jóvenes le preguntó:
-¿Decidiste abandonarlo todo para buscar la sabiduría?
-No -respondió Antonio-. Tenía miedo de ser asesinado en la ciudad donde vivía.
Los discípulos trajeron a un famoso biógrafo para que relatara la vida de los Dos Sabios, como ya se los conocía. Ellos contaron su historia.
-Pero nada de eso refleja su sabiduría -dijo el biógrafo.

-Es que en nuestras vidas, no ha habido nada de extraordinario.
Cuando se publicó el libro, se convirtió en un gran éxito de ventas. Era una maravillosa y emocionante historia de dos hombre; que, en busca del conocimiento, dejan todo lo que estaban haciendo, luchan contra la adversidad, encuentran maestros secretos.
-No tiene nada que ver con nosotros -dijo Antonio al leerla.
-Los sabios deben tener vidas emocionantes -dijo el biógrafo-. Una historia debe enseñar algo, y la realidad nunca enseña nada.
Antonio sabía que la realidad enseñaba todo lo que un hombre necesita saber, pero de nada serviría intentar explicar eso.
"Que los tontos sigan viviendo con sus fantasías," le dijo al pescador.
Y ellos siguieron leyendo, escribiendo, pescando, trabajando en la carpintería, enseñando, haciendo el bien. Sólo prometieron no volver a leer nunca más libros sobre la vida de los santos, ya que la gente que escribe ese tipo de libros no comprende una verdad bien simple: todo lo que hace un hombre corriente en su vida diaria lo acerca a Dios.


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