Oración del Diezmo

Recibe Señor, mi ofrenda. No es una limosna, porque no eres mendigo. No es un aporte, porque no lo necesitas. No es el resto que me sobra que te ofrezco.

Este monto representa, Señor, mi reconocimiento, mi amor.
Pues si lo tengo es porque tú me lo diste. Amén

Reflexiones

Reflexiones

Sunday, March 25, 2018

LAS DISCUSIONES

Cuanto más débil es el razonamiento, más fuertes suelen ser las palabras.
Las disputas acaloran mucho, pero no arrojan mucha luz.
El arma más eficaz al que se puede recurrir en una disputa es el silencio.
Las riñas destruyen más hogares que las muertes o los incendios.
Antes de discutir con tu jefe es mejor que te fijes bien en los dos lados.
El lado de él, y el lado de la calle.
Las palabras fuertes y enconadas son manifestación de débiles razones.
Una cosa es no estar de acuerdo; otra no querer estarlo.
La discusión es la peor forma de conversación.
Las únicas personas que de verdad prestan oído a los razonamientos
de una discusión son los vecinos.
He llegado a la conclusión de que sólo hay un modo de sacar la mejor
parte de una discusión: evitarla. Evitarla como se evitaría una serpiente venenosa.



Descubriendo el Siglo 21
Discovering 21century
Fr Tomás Del Valle-Reyes
P. O. BOX 1170
New York, NY 10018
(212) 244 4778

Sunday, March 11, 2018

DEJA SALIR DE ADENTRO.

Roy Popkin cuenta la historia real de un anciano que perdió el conocimiento 
en una calle de Brooklyn y lo llevaron de emergencia a un hospital.

Después de hacer algunas indagaciones, una enfermera del lugar pareció localizar al hijo del anciano, un marino que trabajaba en otra ciudad.
Cuando el marino llegó al hospital, la enfermera le dijo al anciano:
"Su hijo está aquí". 
El pobre anciano, sedado por tanta medicina, levantó su brazo tembloroso. 
El marino tomó su mano y la tuvo entre las suyas por varias horas.

De vez en cuando, la enfermera le sugería al marino que se tomara un descanso, pero él rehusaba.

Cerca de la madrugada, el anciano falleció. Luego que murió, el marino le preguntó a la enfermera: ¿Quién será ese hombre?

La enfermera le dijo: ¿no era su padre?
No, dijo el marino, "pero vi que se estaba muriendo y en ese momento él necesitaba un hijo desesperadamente y por eso me quedé".
¿Cuándo fue la última vez que hice algo extraordinario para acompañar a alguien simplemente porque esa persona me necesitaba?
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