Cuando sufres una fuerte decepción
no comes, no duermes,
sientes que se destrozan tus nervios
y crees que tu mundo se derrumbó.
De pronto, se te ocurre acudir
a soluciones artificiales que,
en vez de arreglar las cosas,
empeoran tu estado nervioso.
Si quieres mejorar,
lo primero que debes hacer es negarte
a pensar en tu desgracia
y comenzar a elaborar una lista de tus necesidades naturales y sobrenaturales,
para empezar a entenderlas.
No te quedes mirando las ruinas.
Limpia tu campo para que comiences
una nueva construcción,
más firme y más hermosa.
Virtud es fortaleza.
Ser bueno es:
es ser firme en la justicia.
(Tiberio López Fernández)
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