La amabilidad.
Hay que tener verdadera confianza
y seguridad interior para ser amable.
La amabilidad deriva de la fortaleza.
Y contagia a su vez, esa fortaleza a los demás.
Ella expresa cosas que las palabras, solas,
jamás podrían transmitir.
Los actos llevados a cabo con amabilidad generan resultados más efectivos, y más rápidamente de lo que habrían sido alcanzados sin ella.
La verdadera fortaleza que la amabilidad conlleva
es realmente difícil de negar.
Si sientes la tentación de ser descortés,
no olvides que optando por un enfoque semejante
estás eligiendo librar una batalla complicada.
Todo el esfuerzo adicional que deberás poner en juego para evitar ser amable no te aportará,
en última instancia, absolutamente nada.
Opta en cambio por actuar con amabilidad sincera. Sumarás su fuerza innegable y positiva a cada uno de tus emprendimientos.
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