de estudio, con sus dedos juntos,. en forma de pantalla y
su cabeza inclinada a pocos centímetros de la mesa;
hasta que por fin levantó su cabeza, y separando las manos,
apareció un pequeño microscopio.
Un estudiante que había estado observándole, tan quieto,
durante largo rato, dijo:
-Pensaba, doctor Pasteur, que estaba usted orando.
-Así es -replicó el científico levantando su microscopio
- estaba diciendo a Dios cosas muy lindas, aunque no tanto como las que
El estaba diciéndome a mí por medio de sus obras.
Evitemos en el dia de hoy que nuestras ocupaciones y diario agitar mantengan nuestros ojos y nuestros corazones cerrados, tomemos un minuto para disfrutar y agradecer los maravillosos regalos que Dios nos da en todo momento a traves de su creación.
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