Un vecino bastante más joven que él lo observó extrañado.
-Don Vicente-le dijo-, ¿qué hace a esta hora echando bofes de esa manera y con este calor? La respuesta:
-Voy a plantar un cocotero, me encantan los cocos.
Esto aumentó el estupor del vecino:
-¿Pero usted sabe los años que tardará en dar frutos? ¡Usted no lo verá!
Don Vicente interrumpió su tarea, miró al muchacho y respondió con una sonrisa paciente:
-Lo sé, pero, como te dije, me encantan los cocos.
¿Y sabes cuántos he comido en mi vida que fueron plantados por gente que no llegó a comerlos? Lo menos que puedo hacer es plantar este cocotero.
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